Efectos colaterales de la frustración que puede provocar tener que conformarse con una sola vida:
- Emborracharse, drogarse y vivir la vida al límite.
- Hacer puenting, rafting,bungee jumping o cualquier otra cosa que termine en -ing.
- Dar la vuelta al mundo (esto sólo para ricos)
- Creer en la reencarnación.
- Crear un blog que permita ser protagonistas de muchas otras vidas.
Cabezas de Ajo optó hace años por esta última opción. Lo cual no tiene por qué excluir alguna de las anteriores.



viernes, 18 de marzo de 2016

Píldora 2- Violetas


He llegado al andén del metro y en el cartel que anuncia el próximo tren se advertía de una avería en el tendido que provocaba una demora de 15 minutos. Hacía tanto frío en la calle que me ha dado igual con tal de estar en un sitio calentito. He encendido mi ebook con la intención de amenizar la espera. Una mujer mayor se ha puesto a mi lado y su perfume espeso me ha aturdido. Creo que era algún tipo de fragancia que me ha recordado a esos caramelos de violetas que le gustan a todo el mundo menos a mí. Si no tenía suficiente con el aturdimiento del sentido del olfato ha continuado por el del oído: se ha puesto a hablar por teléfono. Sí. Con ese volumen con el que suelen hablar las personas mayores por el móvil. Quería abstraerme de su voz/olor cuando de repente en sus palabras algo ha llamado mi atención. –Claro que te quiero, mi amor­- He apagado mi ebook para poner la antena en su conversación. Su voz contenía una ternura especial. Perdónenme, no es que no crea en el amor eterno pero no me negaréis que tal efusividad resulta, cuanto menos, curiosa. -Sí, ya sabes, todo bien, los chicos bien. Ya te dije ayer que nuestra pequeña tuvo ayer la ecografía y, ¿sabes qué? va a ser niño… y le van a llamar Alonso. Como tú- En ese momento me pareció percibir que su voz se quebraba y sus ojos se humedecían. Casi sin esperar la réplica al otro lado del teléfono ha continuado. ̶Ya sabes que me muero de ganas de verte… pero será cuando tenga que ser… estas cosas no se deciden. Pero ten seguro que hasta entonces voy a estar pensando en ti continuamente. Como siempre-  De repente, cuando aún estaba terminando de pronunciar estas palabras, un timbre de llamada telefónica me ha sobresaltado. Y no penséis que soy una persona muy asustadiza, es que el timbre de llamada provenía del móvil de la mujer. El móvil que tenía pegado a su oreja y con el que supuestamente mantenía una conversación. Ha cruzado su mirada con la mía y con nerviosismo la ha desviado mientras descolgaba la llamada. –¿Dígame? Ah sí, hola, hijo, ¿qué tal estás… - La mujer se ha alejado de mí mientras hablaba y yo me he quedado paralizada en el andén. Aún quedaban dos minutos para que llegara el tren. Dos minutos para seguir preguntándome si creo en el amor eterno.