Efectos colaterales de la frustración que puede provocar tener que conformarse con una sola vida:
- Emborracharse, drogarse y vivir la vida al límite.
- Hacer puenting, rafting,bungee jumping o cualquier otra cosa que termine en -ing.
- Dar la vuelta al mundo (esto sólo para ricos)
- Creer en la reencarnación.
- Crear un blog que permita ser protagonistas de muchas otras vidas.
Cabezas de Ajo optó hace años por esta última opción. Lo cual no tiene por qué excluir alguna de las anteriores.



martes, 12 de noviembre de 2019

¿A qué estás esperando?


por Marta

USA. Detroit. Lincoln Street. Pasillo de su casa. 23 de septiembre. 15:37 pm

Mrs. Scott en cuclillas besa la cabeza del pequeño Andy que le da la espalda. Andy se suelta y coge impulso cuando separa sus manitas de las de su madre. Al otro lado del pasillo Mr. Scott espera, también agachado, con sonrisa amplia y brazos extendidos la llegada de su niño despúes de dar sus primeros pasos. Hacia la mitad del pasillo, cuando parecía que el intento iba a ser un éxito, se percibe un movimiento brusco en toda la casa y el pequeño Andy cae de rodillas al suelo, iniciándose así un llanto desconsolado.

Argentina. Rosario. Bulevar Avellaneda. Pasillo de la Residencia la Luz. 23 de septiembre. 17:37 pm.

Andrés, residente de noventa y dos años, operado de cadera accede a dar sus primeros pasos con andador tal y como le recomienda Amanda, su rehabilitadora. Se calza las pantuflas de cuadros bien sujetas por detrás de los talones, no como acostumbra, y se levanta. Se sujeta al andador y empieza a caminar. Tras varios pasos lentos y seguros se dispone a recorrer el largo pasillo. De repente, un movimiento de sacudida se percibe en la residencia y Andrés, con inercia, recorre todo el pasillo en unos segundos ante la mirada horrorizada de Amanda.

Grecia. Santorini. Budha Bar. 23 de septiembre. 23:00pm

Las cosas no están saliendo tal y como Daniel las ha planeado. Se daban todos los ingredientes para que la pedida de mano fuera un éxito: atardecer en las islas griegas, mesa reservada en  chill out,  cena con champán…Sin embargo al poco de llegar un movimiento violento y repentino ha tirado toda la vajilla de las mesas y a María se le ha manchado el vestido con el champán. Pero eso no es lo peor, el sol ya tenía que haberse metido hace rato, según Google, y en consecuencia él tenía que haber sacado ya el anillo. Sin embargo, a pesar de que pasan los minutos y la gente se impacienta, el sol  sigue burlón en el horizonte sin moverse.

España. Ciudad Real. San Carlos del Valle. 28 de septiembre. 13:10 pm.

Hace cinco días que no anochece. El sol se ha detenido en el cielo de San Carlos y ningún vecino se lo explica. Los noticiarios dan informaciones inexactas, las comparecencias de los miembros del gobierno no aclaran nada. Se oyen pasar a lo lejos sirenas de ambulancias o coches de bomberos que no tienen muy claro a dónde van. Clemente desde el banco de piedra de la puerta de casa mira el horizonte con la barbilla apoyada en el cayado, como lo ha hecho siempre, mirando la tierra recién arada. Piensa que en algunos sitios de la Tierra llevarán cinco días de noche continua.  Su mujer Maripaz se acerca al banco de piedra. Huele, toda ella, a sofrito de cebolla. Tiene puesto el babi de cuadros que le tapa hasta las rodillas, como siempre. Por debajo asoman sus piernas, recias y sin un solo pelo, por naturaleza, cubiertas con medias color visón. Se sienta a su lado y pone su mano en la rodilla de Clemente. Pasan más de cinco minutos en esta posición. Después Clemente le agarra la mano con fuerza y  Maripaz rompe el silencio: ¿A qué estás esperando?

Clemente se levanta con dificultad apoyando las dos manos en el cayado. Con la artrosis los primeros pasos son los que más le cuestan, una vez se calientan las articulaciones anda con más facilidad. Recorre los diez o quince metros que hay hasta su casa y entra. Escucha el sonido de la televisión de la cocina de fondo. Asesinatos, corrupción, guerras, más de lo mismo. Y ahora lo de la Tierra detenida que parece haber acentuado todo. Atraviesa el salón y sale por la puerta de detrás hacia el corral. Deja a la derecha el trozo de tierra de huerta y sigue de frente hacia el habitáculo de las gallinas. Lo construyó el mismo hace años, le pareció la mejor manera. Entra y con la puerta abierta espanta a todas las gallinas  con un par de palmadas. Se levanta un pequeño vendaval de polvo y plumas. Se dirige hacia el fondo y ayudándose del cayado se pone de rodillas con mucha dificultad, éstas le crujen y le duelen. Con sus manos robustas retira toda la paja del suelo y deja ver un pequeño cuadrado similar a una baldosa que tiene una cerradura. Introduce la llave que saca de su bolsillo y la puertecita se abre como con un resorte. Dentro un cajetín de aluminio con una pequeña pantalla y un teclado se activan. Clemente mete una combinación secreta de diez números y automáticamente la tapa del cajetín se desliza dejando a la vista tres botones. El botón de la izquierda es de color blanco y pone la palabra ON; el botón central tiene la palabra OFF y es el que aparece pulsado en esos momentos. A la derecha del todo un botón rojo se deja ver por debajo de una tapa transparente de seguridad que impide que pueda ser pulsado sin intención. Clemente levanta la tapa, cierra los ojos, aprieta la mandíbula y pulsa el botón rojo con decisión.