Perdonad que publique este relato
cuando todavía no está terminado. Lo cierto es que el personaje principal me
genera muchas dudas, creo que ni siquiera él mismo se conoce y eso me está dando
bastantes problemas a la hora de contaros lo que le sucede. Tampoco sé bien por
qué elegí su historia, no es en sí una persona a la que pudiéramos llamar
“interesante”. Al contrario, es alguien más bien corriente, con una rutina
bastante común: se levanta temprano cada mañana para ir a trabajar, vuelve a
casa para dedicarle a su familia las últimas horas del día, se acuesta
derrotado y aun así con la sensación de no haber hecho nada, salvo ser ese
hámster que corre velozmente en su rueda para no ir a ningún sitio. El mundo es
su jaula y él es simplemente un engranaje más que lo hace girar. La verdad es
que no tiene nada que le pueda diferenciar de ti o de mí, solo que él es el
protagonista de este relato en construcción y ese es sí es el único papel
realmente importante que ha tenido en su vida.
Disculpad el atrevimiento pero el
nudo de la historia tampoco lo tengo bien forjado. Hay algo que falla, quizá
sea por la propia personalidad difusa del protagonista. Me tiene desconcertado.
Ni siquiera los personajes que rodean a éste, los que podríamos denominar secundarios
o de relleno, son claros en su forma de actuar. Están todos envueltos en una
especie de neblina que hace que la acción se quede algo coja y que los diálogos
parezcan antinaturales y encorsetados. Cuando echo la vista atrás y releo lo
escrito,yo mismo,a pesar de tantos años de oficio, soy consciente de las trabas
que tiene la historia y de lo poco comprensible que le puede parecer al lector.
Mis esfuerzos por contar lo que ocurre son a todas luces insuficientes y apenas
sobrevivo a la tentación de abandonar la tarea.
Llegados a este punto, os debo
confesar, no sin cierta vergüenza, que ni siquiera el enclave físico de la
historia lo tengo pensado. En un principio me decidí por un lugar real pero
según avanzaba la trama, bueno o lo que tenía de ella, empecé a notar poco
creíble dicho escenario así que opté por situar la acción en un sitio
imaginario. Sin embargo tampoco funciona. Creo que optaré porque sea la propia
historia la que se sitúe a sí misma. Odio la improvisación y el no tener todos
los cabos bien atados, pero, aunque sólo sea por esta vez, me dejaré llevar.
Y sé que es una osadía, no obstante
no sería sincero si no os advirtiera de que el espacio temporal del relato es
un auténtico despropósito. Debo centrarme en darle más credibilidad y
coherencia al discurso interno y eso quizá ayude a aclarar cuál es el verdadero
tiempo en que los hechos suceden, pero no miento si os juro que dicha labor se
me presenta como un reto inalcanzable.
Sin embargo si he llegado a este
punto es porque creo que el final de la historia merece ser contado, palabra
por palabra, letra a letra. Es tan apoteósico y revelador que si he decidido
escribir el resto del relato ha sido únicamente para llegar a él. Es brutal,
desgarrador, tan cruel y despiadado como tierno y sutil. Es un final que cierra
la historia como por arte de magia, que consigue encajar todas las piezas, dota
de sentido al conjunto. Un relato que existe, vive y muere para su final. Nunca
me creí capaz de escribir algo tan letal, tan bello, tan realmente bueno. Os
ruego me volváis a disculpar, pero comprenderéis que no pueda desvelároslo aqui.